¿Por qué las lenguas indígenas son similares a las lenguas asiáticas?

Porque los pueblos indígenas de América provienen de Siberia. Aunque es un hecho ampliamente aceptado, por alguna razón sigue siendo una conexión controvertida para los lingüistas. Las comunidades ancestrales siberianas vivieron hace demasiados años como para dejar huellas lingüísticas, y las similitudes que se encuentran en ambos grupos lingüísticos se atribuyen a la coincidencia. El erudito colombiano Ezequiel Uricoechea escribió un libro sobre las conexiones entre la lengua muisca (una lengua chibcha hablada en las montañas de Colombia) y el japonés. Sin embargo, hoy en día nadie toma en serio ese trabajo, como si fuera producto de la mente febril de un filólogo del siglo XIX.

Durante el siglo XIX, los filólogos europeos se tomaron en serio las similitudes entre lenguas aparentemente no relacionadas, como las lenguas romances, las lenguas germánicas, las lenguas eslavas y el sánscrito, lo que llevó a la hipótesis indoeuropea: la idea de que la mayoría de las lenguas europeas tenían un ancestro común vinculado al sánscrito. Siguiendo esa línea del indoeuropeísmo, Uricoechea propuso la conexión genética entre el muisca y el japonés.

Yo estudié un poco de japonés hace unos 15 años, y ahora estoy estudiando navajo. Las similitudes son tan evidentes que me pregunto por qué las ideas de Uricoechea nunca se desarrollaron en una hipótesis proto-siberiana donde las lenguas indígenas estuvieran conectadas.

Las lenguas de Asia Oriental son, por sí mismas, objeto de un intenso debate en cuanto a su parentesco, especialmente sobre si el coreano y el japonés están relacionados, y de ser así, cuál sería su ancestro común. Este tipo de investigación necesita analizar lenguas exóticas habladas en Siberia, así como el coreano y el japonés, y avanzar aún más para encontrar conexiones con lenguas indígenas, lo que requeriría un experto poco común en lenguas asiáticas menos habladas y lenguas de las Américas. La inteligencia artificial podría mostrar esas conexiones, pero los sistemas de escritura pueden añadir una capa extra de dificultad para procesar ese tipo de corpus.

También existen múltiples similitudes entre lenguas indígenas que provienen de familias lingüísticas distantes. ¿Qué es una familia lingüística? Un conjunto de lenguas que comparten un origen común cercano. Por ejemplo, el muisca era una lengua hablada en la región central de Bogotá, con similitudes con ciertas lenguas de Costa Rica y Panamá, que pertenecen a la familia chibcha. Se hipotetiza que cada familia era hablada por una comunidad que migró a territorios distantes. La familia caribe se hablaba entre los pueblos indígenas exterminados de Puerto Rico, La Española y Cuba, pero también entre pueblos indígenas de los actuales territorios de Colombia, Venezuela, las Guayanas y el norte de Brasil. Entre los caribes, hoy en día todavía se hablan lenguas como el wayuunaiki (norte de Colombia) y el nasa yuwe (suroccidente de Colombia), además de varias lenguas amazónicas. Las conexiones pueden encontrarse en palabras como “Tota”, que es el nombre en navajo de una ciudad de Nuevo México llamada Farmington, que significa “lugar donde se juntan las tres aguas”. En la zona muisca de Colombia, existe un lago llamado Tota.

La familia uto-azteca dejó rastros en el ute que se habla hoy en el suroeste de Colorado (cerca de los diné, pero como una familia distinta), y de ese grupo común derivaron el náhuatl y otras lenguas indígenas mexicanas. Esto significa que de esa comunidad partieron los pueblos que fundaron Tenochtitlán siguiendo las órdenes de Huitzilopochtli, el dios del sol. Las migraciones estaban vinculadas a la búsqueda del sol para llegar a lugares más cálidos, probablemente guiadas por un sistema de creencias orientado al sol.

¿Qué tiene que ver eso con el Yeti?

Una “coincidencia” destacada es la leyenda del “Yeti”, que se refiere a un animal humanoide de piel peluda que habita el Himalaya, también conocido como el abominable hombre de las nieves. La palabra proviene del tibetano hablado por los sherpas: Ye (rocoso) – Teh (animal). En las Américas, los avistamientos de yetis también son comunes, y se refieren igualmente a una criatura humanoide, grande y peluda, cuya preferencia por la nieve es compartida tanto en la cultura sherpa como en la navajo. En Norteamérica se le ha llamado “Bigfoot”.

En navajo existe la palabra Ye’iitsoh, que significa “monstruo grande”: ye’ii = monstruo, tsoh = grande. Aunque se ha traducido simplemente como “monstruo”, siempre que aparece ye’ii en las narraciones se refiere a las mismas características: humanoide, grande, peludo, con grandes pies y comportamiento bestial. Existen otras palabras para distintos monstruos, pero ye’ii alude al mismo tipo de criatura. El “ye-ti” y el “ye-’i” comparten una oclusión que es bastante variable, pero tanto /t/ como /’/ producen un sonido de calidad similar. Emery (1996, 2003) traduce yé’iiłbahí como “gigante gris”, donde yé’ii significa “gigante” y łbáhí significa “gris”. Las ilustraciones representan al Yé’ii como un hombre grande, que solo viste un taparrabos, de complexión robusta y aspecto peludo.

La historia navajo de la emergencia (hajiné’ en navajo, probablemente relacionado con el japonés hajime’ = comienzo) cuenta cómo el pueblo fue subiendo a través de cuatro mundos hasta llegar al quinto mundo, siempre buscando un lugar más cálido. Cada mundo fue destruido por una inundación que obligaba a la gente a migrar en dirección noreste, probablemente siguiendo al sol. Vestigios de esa migración a través de Alaska se encuentran en el na-dené, una lengua lejana relacionada con las lenguas atabascanas. Entre las lenguas atabascanas se encuentran el navajo, hopi, apache y otras lenguas de Canadá.

Las similitudes estructurales son también vagas, pero pueden ser vestigios de un origen común: el orden Sujeto–Objeto–Verbo, la productividad de las posposiciones, la escasez en el uso de pronombres, las oclusiones glotales que marcan vocales al final de una unidad léxica, las vocales largas y cortas, y la existencia de patrones tonales intravocálicos.

Mircea Eliade pensaba que el chamanismo tenía su origen en algún lugar de Siberia, con continuidad en Alaska y desde allí hacia el resto de los territorios americanos. Un aspecto particular del chamán es la capacidad de viajar al inframundo para obtener conocimiento o poder. En la cosmología diné, existen cuatro mundos superpuestos debajo del nuestro. Los muertos atraviesan la caña gigante para llegar al cuarto mundo. Cuando Coyote engañó al Pueblo para que creara la Muerte, la primera persona muerta fue uno de los gemelos hermafroditas. El Pueblo no sabía de su paradero, hasta que un hombre valiente decidió viajar al inframundo. Encontró al gemelo y regresó a la Tierra superior.


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