¿Por qué me miran raro cuando hablo español en la calle?
Las personas que hablan español en un país anglo-parlante pueden experimentar diversas reacciones ante los transeúntes que hablan inglés y de repente escuchan español en la calle. La gente se te queda mirando aunque trate de disimular, y en mi experiencia, hay diferentes razones por las que escuchar español llama la atención de un anglo-parlante.
Porque está estudiando español
La persona se te queda mirando por un momento, y luego voltea ligeramente la cabeza, para dirigir su oído hacia lo que ustedes están hablando, y se pone la mano en la boca o en la cabeza como alguien que está pensando intensamente. Esta persona está tratando de captar alguna palabra que estás diciendo porque está estudiando español. Si empiezas a hablar muy rápido, frunce en ceño por la frustración de no entender nada, pero si empiezas a hablar despacio, se le ilumina el rostro y puede que hasta te pregunte de dónde eres.
Porque es hablante fluido y estás diciendo algo que no debes
Una persona que habla español fluido y entiende todo lo que estás diciendo naturalmente no te va a mirar fijamente. Para esta persona es tan natural poder entendenderte que ni siquiera te va a poner atención. Por eso, parece que no entendiera nada de español, pero te mirará a la cara con picardía apenas empiezas a hablar mal de alguien que está presente, de un político o figura artística, o cuando empiezas a usar palabras prohibidas.
Porque tus rasgos raciales no corresponden con su estereotipo
Los afro-hispanos, los de rasgos más mediterráneos, los hispanos rubios o incluso los caribeños pueden no revelar rasgos físicos que se asocian a la persona hispana. Cuando esto pasa, el que oye ocasionalmente tu español puede empezar a preguntarse a sí mismo de dónde eres y qué lengua estarás hablando. Puede pensar que estás hablando italiano, portugués o ruso. Incluso, algunos hispanos de rasgos muy indígenas pueden ser confundidos con personas de origen indochino. Si te pregunta de dónde eres, lo hace por genuina curiosidad y no por racismo. A los hablantes de lenguas nativo-americanas a veces también los confunden con hispanos, y más porque generalmente traen nombres o apellidos de origen hispano.
Porque le recuerdas a alguien
Escuchar español puede ser evocador de un recuerdo lejano, y el recuerdo puede ser bueno, pero también puede ser malo. El escucharte lo transporta instantáneamente a un episodio de su niñez o juventud: una niñera que hablaba español, un amigo cercano de su infancia, o un novio o novia que habla español. También puede ser alguien que fue adoptado por una familia anglo-americana, entonces escuchar español le desencadena una súbita respuesta traumática, o alguien que le hacía bullying cuando estaba en el colegio. O también puede ser que se acuerde de su profesora de español en el colegio, y si la experiencia fue buena, te va a mirar con cariño, pero si la experiencia fue mala, pues será todo lo contrario.
Curiosidad no es racismo
Si alguien te pregunta de dónde eres en la calle, muy seguramente sí quiere saber de dónde eres por pura curiosidad intelectual. Cuando un hablante de inglés se interesa por el español que puedes hablar nativamente o el origen de tu acento hispano en inglés, muchas veces en realidad está interesado o interesada en aprender más. No te está estereotipando ni etiquetando, te está reconociendo. Un turista americano que viaja a países hispanos beneficia la economía de ese país y establece lazos interculturales. Un hablante nativo de inglés u otro idioma que aprende español e incluso enseña español es un mecanismo de comunicación y una fuente de lazos sociales muy fuertes.
Yo aprendí mucho sobre la lengua española y la cultura hispana de los profesores angloparlantes que me ofrecieron una mirada distinta sobre mi propia cultura, y su curiosidad intelectual por mi idioma y cultura me enorgullece. Los que aprenden español y cultura hispana tienen más probabilidad de convertirse en aliados de la causa migrante. La suspicacia de apropiación cultural puede llegar a ser autodestructiva cuando estigmatizamos el aprendizaje de lenguas y el intercambio cultural. La idea de “respetar” una cultura es un arma de doble filo, porque el “respeto” implica no tocar, no dialogar, no entrometerse, y eso simplemente faculta la segregación y el aislamiento.
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