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Barcos que vuelan

Una versión de este artículo fue publicado de forma impresa en la Gaceta Dominical de El País de Cali el 4 de noviembre de 2017

La palabra “piloto” tiene relación con “pilotar”, que significa mover el timón de un barco. Según Joan de Corominas, “piloto” proviene de la lengua italiana, y se documenta en español desde 1282. Recordemos que los italianos estuvieron a la vanguardia de la navegación marítima, como el caso de Marco Polo (1254-1324) y Américo Vespucio (1454-1512).

La palabra “piloto”, pues, significa originalmente “timonel”, referido a la navegación del barco. Y una búsqueda en el diccionario de la Real Academia nos permite rastrear los otros términos.

Empecemos por la palabra “aeronave”. Descompongamos la palabra y tomemos solo el segmento “nave”. La palabra “nave”, que viene del latín “navis”, significa “barco”. Luego se le agrega “aero”, que significa “aire”. Así que una aeronave es un barco de los aires.

La palabra “abordar” y “abordo” provienen de “bordo”, que es la parte exterior de un buque. Es lo mismo que la palabra “borde”, que al parecer viene del francés “bord” que significaba “lado de un barco”. Entonces la palabra “borde” de cualquier cosa se origina en el vocabulario marítimo.

“Abordar” significa entrar a un barco, porque al entrar se toca un lado del mismo. Según el diccionario, “abordar” también es cuando dos barcos se aproximan o chocan, por cuanto se tocan sus lados.

Mucho más obvio en este sentido son los términos “puerta de embarque” y “tarjeta de embarque”. La puerta de entrada al avión tiene el nombre de la entrada a un barco, y del mismo modo el documento que le permite entrar.

Obsérvese también la palabra “aeropuerto”. Si descomponemos la palabra y quitamos la palabra “aero” (“aire”), nos queda la palabra “puerto”. “Puerto” proviene del latín “portus”, que significaba entrada o abertura entre una fuente de agua.

La palabra “aduana”, por su parte, proviene del árabe “addiwán”, para referirse a una oficina localizada en la costa, que controlaba la entrada de mercancía que debería ser sujeta a impuestos. La presencia árabe en España desde el siglo VIII hasta finales de la edad media dejó una gran cantidad de palabras de esta lengua.

Pues bien, hoy en día “aduana” significa algo similar a su original árabe. Es una oficina que controla los impuestos de la mercancía que entra y sale. La única diferencia es que no está ubicada en las costas, sino en los aeropuertos. Otra palabra de origen árabe (aunque no de lenguaje marítimo) es “azafato” o “azafata”, que proviene de “azafate” y esta de “assafáṭ”. Según Corominas, “assafát” significaba “bandeja” o “canastillo”, y se documenta desde 1496. Obviamente no había aviones en esa época, pero se adaptó al lenguaje de aeropuertos para referirse a la persona que usa la bandeja para llevar la comida a los pasajeros.

También está la palabra “tripulación”, que es conjunto de personal de servicio del avión. Proviene del verbo “tripular”, que viene del latín “interpolare” y significaba “reformar, alterar”. Se encuentra por primera vez en 1604, y significaba “mezclar, sustituir una persona por otra”. Entonces de ahí viene la idea de “tripular” como intercambiar personal de servicio en un barco.

Podemos mencionar la palabra “puente aéreo”. “Puente” proviene del latín “pontis” y se refiere a la construcción que se hace sobre un río para poder pasarlo. En su origen, pues, se refería solo al puente que atraviesa una fuente de agua. Un puente aéreo se refiere al sistema que pone en contacto diferentes aeropuertos.

Así pues, existe toda una compleja elaboración metafórica del lenguaje de aeropuertos basado en el lenguaje del mar: una aeronave es un barco de los aires que pasa por puentes de aire y se detiene en puertos de aire. Y esperamos que soplen vientos favorables y esta huelga de pilotos nos lleve a todos a buen puerto.

Referencias:

Corominas, J., & Pascual, J. A. (1980–1991). Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (6 vols.). Editorial Gredos.