The bilingual reader / el lector bilingüe – guía para padres y madres

Ana M. Díaz-Collazos, Ph.D.

¿Es verdad que a los niños bilingües les cuesta más trabajo la lectoescritura?

Sí, totalmente cierto. Una persona que está desarrollando dos o más idiomas al mismo tiempo tendrá un rendimiento más lento en lectoescritura que otra persona que solo está desarrollando un idioma. Si el niño o la niña habla español y está aprendiendo a leer en inglés en una escuela de un país anglo-parlante, es posible que su avance en la lectura en inglés sea diferente del avance de un niño que solo habla inglés. El problema no lo tiene la persona que enfrenta el bilingüismo. El problema lo tiene la escuela que no apoya el bilingüismo debidamente. Por ejemplo, es apenas natural que una persona que habla español confunda la V y la B del inglés. Contrario a un mito que anda por ahí, la B y la V suenan exactamente igual en español, pero en inglés sí tienen una diferencia notable. Entonces un estudiante bilingüe estará siempre barajando múltiples categorías de sonido en su mente que parecen retrasar el resultado escrito.

¿Por qué un niño tiene dificultades para leer?

Muchas personas tienen dificultades para la lectoescritura, no solamente los niños bilingües. Las personas que tienen una mente muy activa y curiosa pueden ser menos eficientes a la hora de deletrear el alfabeto escrito. Los niños en el espectro de la dislexia o desórdenes neuro-cognitivos asociados pueden tener dificultades en el aprendizaje temprano de la lecto-escritura. Pero muchas veces esas mismas personas se pueden volver lectores más fluidos cuando alcanzan una etapa de equilibrio. Sin embargo, yo creo que en inglés, el principal problema es la arbitrariedad de la lengua escrita. El inglés no es como el español donde cada letra simboliza un sonido de manera estable. El inglés tiene tantas excepciones a las reglas que prácticamente no hay reglas, o la regla se aplica en muy pocos casos. La mayor parte de las palabras son segmentos que se tienen que memorizar com conjunto.

¿Cómo apoyar al lector bilingüe en inglés?

Es necesario encontrar un equilibrio entre la lectura placentera y la lectura para el aprendizaje. Para fomentar la lectura placentera, el niño o la niña debe percibir los libros como juguetes. Para eso, hay que dejar que la persona tenga libre acceso al libro libremente y sin restricciones. Es mejor si son libros propios que no sean muy costosos para que los pueda rayar, manipular, lanzar al vacío, regar de leche, convertirlos en un castillo, usarlos como sombrero, convertirlos en telescopio, cortarles el pelo a los personaje a ver si les crece, etc. Todo esto genera una relación sana con la lectura. Cuando se haga lectura en voz alta, el niño tiene que poder interrumpir, bostezar, reírse duro e incluso sabotear un libro malo.

Para fomentar la lectura para el aprendizaje, es bueno establecer una rutina diaria o frecuente (3-4 días de la semana) de 15-20 minutos para practicar la recitación de palabras cortas que siguen un patrón ortográfico especial, generalmente en consonancia con el currículo escolar. Solo en este momento ritualizado (y aburrido), la persona deberá enfrentar el reto de convertir palabras escritas en sonido aunque no sea divertido ni placentero. Al final de cada rutina, hay que mostrarle explícitamente lo que avanzó, así sea pequeño. Por ejemplo, “ayer leíste una palabra, hoy ya pudiste leer dos” o “ayer estabas muy inquieto, hoy te vi más concentradito”.

¿Cómo hacer que el niño se concentre?

Cuando las cosas se ponen difíciles, la niña usará estrategias de evasión: juguetear con la tapa de un lapicero, hacerse el que tiene hambre, demorarse en el baño, preguntar algo que no tiene nada que ver con el tema, mirar por la ventana, jugar con el gato… Esto no es más que una manera de reaccionar frente a la frustración, un sentimiento nuevo y abrumador para una persona en desarrollo. Lo primero es buscar que su ambiente esté lo más libre de distracciones posibles: que no haya juguetes, ruido, desorden, gatos, perros, teléfonos, una tapita de leche tirada, incluso que no haya cojines, y que el televisor esté apagado. Claro que todo depende de cómo se distraiga el niño o la niña. Si el niño se distrae fácilmente con el perro, pero el gato no le interesa, pues el gato se puede quedar en la habitación.

También es bueno que no haya mucho calor ni mucho frío, y ojalá, que le niño haya ido al baño y haya comido algo. Poner un reloj de arena o un cronómetro obliga a mantener la responsabilidad sobre el tiempo destinado a trabajar en lo difícil del código lector. También reducirá la ansiedad de cuánto se demorará ese momento difícil. Cuando el niño o la niña se siente muy cansado, decirle: “solo falta un poquitico, vamos, dame un último esfuerzo”, le ayuda a auto-regular ansiedad. Así también, cuando empieza a distraerse, el adulto detiene el cronómetro y le hace saber que solo cuenta el tiempo que esté dedicado a la tarea de lecto-escritura.

¿Es bueno castigarlo si no hace la tarea?

El niño que tiene dificultad necesita un seguimiento firme por parte del adulto, con límites y expectativas explícitos y bien demarcados, además de un apoyo en regular las emociones negativas de frustración ante un tarea difícil. Sin embargo, el cuidador debe evitar a toda costa los castigos, las amenazas, los gritos, las reprimendas, las comparaciones con otros niños, pero incluso los premios pueden ser contraproducentes. Si la persona asocia el aprendizaje de la lectura a una emoción altamente negativa, se convertirá en un adulto que no le gustará leer porque leer le despierta emociones negativas de su niñez. En la adolescencia, siempre se mantendrá en desventaja con respecto a los pares que sí gozaron de un ambiente positivo para la lectura. El establecimiento de una rutina de trabajo con tiempos predeterminados harán que la persona construya hábitos neuro-cognitivos propicios para tareas difíciles.

La persona que se tiene confianza en su capacidad de enfrentar retos será siempre un mejor lector o una mejor lectora que alguien que fue forjado en la lectura con emociones negativas. Entonces no es que usted esté consintiendo mucho al niño. Bueno, sí lo está consintiendo un poco. Pero si la persona logra asociar una actividad productiva con sentirse consentido, pues de adulto se sentirá “consentido” por las tareas que lo llevarán a hacer más dinero. Ahora bien, incluso cuando sabemos que la lectura es importante para tener éxito académico, en el mundo real, las habilidades sociales son más importantes para tener éxito profesional y hacer dinero. Por eso hay tantos artistas famosos que no cantan o actúan bien, políticos exitosos que no son buenos administradores, o gerentes de empresa que son dispersos en la lectura. Esto pasa porque son buenos relacionistas públicos.

Pero es que si lo obligo, no le gustará leer.

Pienso que al niño que tiene dificultades para la lectoescritura hay que obligarlo un poquito. Sin embargo, para que logre amar la lectura, los momentos de lectura placentera deben estar claramente diferenciados de esos momentos de lectura aburridora, pero necesaria. La lectura en voz alta, las lúdicas de lectura, los dibujos, las obras de teatro, los eventos de lectura en el parque, las ferias del libro en el colegio y leer conjuntamente con sus cuidadores fomentarán la lectura placentera, siempre que no se mezclen con la lectura aburridora. Deberá haber momentos de lectura aburridora, pero estos no se mezclarán con la lectura placentera. Llegará el momento en que la persona se sentirá lista para mezclarlos y esto ocurrirá naturalmente cuando la persona esté en la etapa propicia para esto. Es bueno ocasionalmente mostrarle al niño la relación con algo que estuvieron trabajando en la lectura de aprendizaje. De esta manera, el niño irá entendiendo que el esfuerzo que está haciendo para aprender a leer le está abriendo un mundo de diversión.

Yo quiero apoyar a mi niño, pero yo no puedo leer en inglés.

Usted no puede leer en inglés, pero el niño, sí. Saque la tarea y dígale al niño que le enseñe a usted a leer en inglés. Ambos estarán haciendo el esfuerzo conjunto para aprender el inglés. Si tiene teléfono inteligente, agarre y escriba https://www.wordreference.com/. Allí puede poner cualquier palabra y aparece una voz que le lee en voz alta. Los niños disfrutan mucho este tipo de herramientas.

Mi hija es muy buena para leer, pero tiene mala ortografía

Escribir ayuda mucho a afianzar procesos de lectura. Sin embargo, la lectura fluida, el pensamiento crítico y la creatividad son más importantes que la ortografía perfecta. La ortografía es más bien un mecanismo disciplinario que somete a cierta población a una sensación de inferioridad constante para mantenerlos subordinados. La Inteligencia Artificial ahora se encarga de la ortografía, la prosa, la organización de texto y la parte mecánica de la escritura. Lo único que diferencia el sujeto humano de la máquina es la capacidad de pensamiento crítico y de creatividad. El juego libre muchas veces hace más por la escritura que la práctica de la escritura en sí. Si la niña está confundiendo d y b en la escritura, no es mucho problema. Ya llegará su momento de diferenciarlas. Pero si las está confundiendo en la lectura, sí puede retrasar la lectura fluida y la comprensión.

Mi niña lee muy bien, pero le va mal en los tests

No se deje llevar mucho por esos exámenes estandarizados porque esos exámenes tienen varios problemas: primero, los resultados numéricos no se relativizan con variables sociales, como el bilingüismo o la edad absoluta; segundo, son mucho más difíciles de lo que los profesores tienen tiempo de en realidad hacer en el salón de clase con todo el esfuerzo que hacen, y tercero, la evaluación de comprensión ocurre en el mismo sistema que se está evaluando. Por ejemplo, a mi hija le evaluaban comprensión con tests de selección múltiple. Ella leía el texto y lo entendía porque me lo explicaba a mí en español, pero luego tenía que entender la consigna de la selección múltiple, y en ese momento ya había olvidado el detallito del texto que se estaba preguntando.

En un entorno bilingüe, es bastante útil leer en inglés y comentar en español o en spanglish. El comentario o la comprensión debe hacerse en el vehículo lingüístico que resulte más natural para la niña. Si el profesor o cuidador no habla la lengua nativa del niño, la comprensión se puede trabajar o evaluar mediante el dibujo. Pero si se evalúa comprensión usando el mismo sistema que está siendo evaluado, el estudiante está simplemente siendo evaluado dos veces.

En mi opinión, con todos los problemas que puedan tener los tests, son una manera de enfrentarse a una responsabilidad social en su proceso de aprendizaje, y enfrentan a la persona a situaciones de injusticia y frustración que debe manejar y decantar en un entorno saludable. Todo esto contribuye a la formación psico-social de la persona. Incluso, aprender estrategias de toma de exámenes es muy bueno el desarrollo.

Mi hijo confunde mayúsculas con minúsculas

Hay otros asuntos que yo creo que están equivocados en la secuencialidad del currículo. Por ejemplo, desde que están muy pequeños les mezclan la enseñanza de mayúsculas y minúsculas, y luego esto causa una confusión que es muy difícil de desenredar. Sería mejor enseñar primero las minúsculas y, cuando ya estén bien afianzadas, se van introduciendo las mayúsculas poco a poco. Si la persona confunde frecuentemente minúsculas de mayúsculas, no es su culpa, es culpa del currículo.

Yo quiero que mi hijo lea en inglés y en español

Si su hijo habla en español y está aprendiendo solo inglés en la escuela, es mejor que aprenda primero a leer en inglés. La ortografía del inglés es mucho más complicada que la del español. Puede demorarse 3-4 años para que un estudiante anglo-parlante pueda leer y escribir fluidamente, mientras que solo un año puede demorarse en español si estudiara en colegio hispano. Cuando el estudiante ya puede leer y escribir fluidamente en inglés, muchas veces el aprendizaje de la lecto-escritura en español surge de manera espontánea cuando la persona se tiene la suficiente auto-confianza.

La profesora me dijo que le habláramos en inglés en la casa

No lo haga, especialmente si la niña se siente bien hablando con ustedes en español. Es una ventaja ser bilingüe, aunque en el colegio anglo-americano no sea una habilidad apreciada. Además, la persona que crece con confianza en su lengua materna tendrá un mejor desarrollo lector en su vida adulta. No hay ningún afán para que el niño o la niña aprenda a leer. Otra situación muy diferente es que el niño o la niña haya decidido por sí mismo o sí misma hablar solo en inglés. En mi opinión, forzar el español tampoco es recomendable. La comunicación más efectiva ocurre en el idioma que la persona se sienta más cómoda utilizando. Usted háblele en español si lo siente natural. Y háblele en inglés si este es el idioma que siente más natural.

El psicólogo suizo Jean Piaget encontró que la cercanía entre habilidades lingüísticas y matemáticas pueden estar codificadas en el desarrollo cognitivo. Es decir, el mismo pensamiento abstracto que se requiere para el aprendizaje de matemáticas es el que se necesita para aprender a leer. Extraer el sonido y darle una representación alfabética es un acto de alta abstracción. Muchas veces la niña simplemente necesita completar otros aspectos del desarrollo antes de poder leer y escribir. Y esto ocurrirá así independientemente de cuántas lenguas hablen en la casa. Es un poco como aprender a gatear. Algunos infantes gatean a los 6 meses, otros a los 8 meses, otros no gatean. Se puede estimular el gateo para que cuando el bebé esté listo lo pueda realizar con libertad. Pero no se puede obligar a un niño a gatear antes de que esté listo.

Ahora bien, es posible que la introducción de una segunda lengua en edad temprana ponga en alerta al cerebro para enfocarse de nuevo en la adquisición de una segunda lengua materna. Por eso, el cerebro podría estar posponiendo habilidades que procesa como secundarias. Es como si de alguna manera el cerebro volviera a ser bebé para adaptarse a la segunda lengua.

Mi hijo es malito para las matemáticas y para la lectoescritura

No tiene nada de raro siguiendo la línea piagetiana. El procesamiento lingüístico y matemático tienen un cercano parentesco cognitivo, así que una persona que tiene dificultad para la lectoescritura, puede tener dificultad también para las matemáticas. Pero no significa que la persona tenga retrasos en el desarrollo cognitivo. Muchas veces por la edad el niño puede no estar en el mejor momento del desarrollo de la concentración o la capacidad de abstracción para llegar a la lectoescritura o las matemáticas. Todo lo que se hace para ayudarle en realidad le está ayudando, aunque los resultados no se vean en el momento. El cerebro bilingüe está priorizando el aprendizaje de la nueva lengua por sobre todas las demás áreas de conocimiento, y esto hace que no pueda mostrar resultados académicos similares a los de un monolingüe. Pero todo el estímulo que está recibiendo en la escuela y el apoyo familiar están construyendo bases sólidas para su proceso académico futuro.

En mi opinión, las matemáticas sí deben enseñarse en la lengua que están usando en el colegio, es decir, en inglés. Es mejor que el estudiante aprenda los números grandes en inglés porque así podrá llegar al concepto de una manera más directa, sin mediar auto-traducción. Además, sí es saludable exigirle a los hijos unos mínimos en el conocimiento de matemáticas siempre en el contexto de la personalidad y las capacidades del mismo estudiante. Ahora bien, si al hijo o la hija le va mal en matemáticas y lectoescritura toda la vida, tampoco es una tragedia.


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