¿Por qué en Colombia existen tantos acentos? ¿Por qué hablamos como hablamos?
Esa fue la pregunta que se hicieron los investigadores del Instituto Caro y Cuervo a mediados del siglo XX. Ellos diseñaron un proyecto de investigación que consistía en viajar a todos los pueblos posibles de Colombia para recolectar información sobre la forma como hablaban en cada pueblo. Después de esto, introducirían la información en una base de datos que llevaría a la elaboración de mapas lingüísticos. El resultado fue una obra monumental llamada Atlas Lingüístico Etnográfico de Colombia.
Antes de empezar el proyecto, uno de los investigadores líderes, llamado Luis Flores, que era español, propuso una hipótesis de los posibles dialectos (término técnico para “acento”) de Colombia. Los dialectos son los siguientes:
1) Dialecto caribeño: conocido en Colombia como “acento costeño”, incluye todos los departamentos de la costa Caribe.
2) El antioqueño: conocido en Colombia como “paisa”, incluye el área noroccidental andina. Es un área que tiene como eje central el área andina de Antioquia (excluye el área costera de Antioquia) y se extiende hacia el sur más o menos hasta el norte del Valle.
4) El cundiboyacense: incluye el área nororiental de la región andina, los departamentos de Cundinamarca y Boyacá. Algunos denominan “rolo” a la variedad más representativa de este dialecto, que es el de Bogotá, la capital colombiana.
3) El santandereano: es el norte de la región andina colombiana, con los departamentos de Santander del Norte y Santander del Sur.
4) El huilense-tolimense: en general, se puede decir que es la región central andina, con los departamentos de Huila y Tolima.
5) El caucano-valluno: es el área suroccidental de la región andina, excluyendo la frontera con Ecuador. Incluye la parte andina de los departamentos del Valle y el Cauca.
6) El andino-sureño: es la región andina más próxima a Ecuador, incluye principalmente el área andina de Nariño y parte del Putumayo.
7) El pacífico: todo el departamento del Chocó es parte de esta área, que también incluye la zona costera de Valle, Cauca y Nariño.
8) El llanero: es un área muy diversa que reúne los departamentos de los Llanos orientales, como Meta, Arauca, Casanare y Vichada.
De hecho, los investigadores del Caro y Cuervo decidieron que ninguna clasificación hacía justicia a la gran diversidad dialectal en Colombia. Cada palabra, por ejemplo, trae su propia clasificación según los lugares donde se use. Por ejemplo, por el uso de “vos”, el dialecto paisa y el caucano-valluno son un solo dialecto. Por el uso de “j” en vez de “s” en palabras como “mosca”, que se dice “mojca”, el dialecto Pacífico y el del Caribe son un solo dialecto. Y así cada palabra, sonido y elemento lingüístico traería su propia clasificación. De esta manera, los dialectos serían infinitos.
La razón por la cual existen dialectos tan diferenciados es por la accidentada geografía colombiana. La cordillera de los Andes entra por el suroccidente colombiano y se divide en dos franjas: la occidental, surcada por el río Cauca, y la oriental. Al occidente, la amplia franja selvática que colinda con la costa Pacífica. Al oriente, una planicie muy amplia se extiende conforma la región de los llanos orientales, que se comparten con Venezuela, y más al sur está la selva amazónica, que se comparte con Perú y Brasil. Al norte, se encuentra todo el litoral Caribe.
Durante la época colonial, la comunicación entre las regiones era muy difícil (Safford y Palacios, 2002). Al interior de la región andina, la distancia entre los asentamientos andinos era muy difícil de atravesar sin carreteras ni ferrocarril. Viajar entre Popayán, Medellín y Bogotá una aventura que muy pocos osaban emprender. Si hoy puede tomar hasta 12 horas viajar de Cali a Bogotá, un trayecto que en avión toma media hora, para los antiguos era una travesía larga, peligrosa y costosa. Las vías acuáticas eran las que permitían alguna comunicación entre las regiones costeras, pero no todos salían vivos del penoso viaje por río.
Los españoles que llegaron en el siglo XVI quedaron aislados en sus respectivas regiones, sin comunicarse mucho con gente de otras regiones. Fueron creando a lo largo de la colonia sus propias formas de hablar, derivadas de la mezcla de los diferentes dialectos que se hablaban en España. A algunas regiones llegaron más pobladores del norte que del norte de España, como ocurre en la región andina, donde los hablantes pronuncian con más tensión las consonantes; a otras llegaron más del sur, como en las costas, que heredaron una tendencia a relajar más las consonantes.
Otro factor que contribuyó al aislamiento fueron las fronteras administrativas coloniales. El área suroccidental siempre estuvo ligada a Ecuador y separada del resto de la región andina. El área caribeña tuvo más relación política con las autoridades de las islas del Caribe. La franja norte de la región andina tuvo más unidad en torno a la Audiencia de Santa Fe. Esto ocurrió debido a la influencia de la multiplicidad de pueblos indígenas que había en el territorio en el momento de la colonización. El imperio Inca llegaba hasta el suroccidente colombiano y por eso esta área se adscribió al eje de gobierno de Quito. Los muiscas, que estaban en el área cundiboyacense, atrajeron el poder administrativo a Bogotá. El resto del territorio tenía numerosos pueblos indígenas que fueron aglutinando los nuevos poderes a sus respectivas localidades.
Solo en el siglo XVIII se unificó lo que es el territorio de Colombia, Ecuador, Venezuela y Panamá, para formar el Nuevo Reino de Granada, más tarde la Gran Colombia. Sin embargo, ya la distancia cultural entre las regiones había producido una gran diversidad lingüística. Algunos historiadores como Safford y Palacio piensan que estas divisiones culturales son la causa histórica de los conflictos y la violencia en Colombia. Todos los procesos democráticos deben pasar por un arduo consenso de las élites regionales que tienen intereses e idiosincrasias tan diversas que pueden resultar imposibles de conciliar.
En el ámbito de la lingüística hispánica, se debe a una discusión de filólogos de principios de siglo XX sobre cuál es la “base” del español de América: Pedro Henríquez Ureña, Rodolfo Lenz o Max Wagner. Al principio se trató de definir el español de América como un resultado del contacto con las lenguas indígenas, pero esta hipótesis se descartó rápidamente cuando empezaron a trazar impresionantes paralelismos con el español andaluz especialmente. Sin embargo, poco a poco se fueron encontrango rasgos de todos los dialectos de España en dialectos del español de América. Más bien, esto llevó a considerar que la “base” del español de América era más bien el resultado de una mezcla de los diferentes dialectos de España. Autores más recientes como Germán de Granda, Claudia Parodi Maria Beatriz Fontanella John Lipski, Juan Ramírez Luengo y Juan Sánchez Méndez lo corroboran con diversos estudios con documentos coloniales y dialectología comparativa.
Referencias:
De Granda, G. (1991). El español de América: normas, niveles y tendencias. Universidad de Valladolid.
Fontanella de Weinberg, M. B. (1993). El español hablado en el Cono Sur: morfosintaxis y léxico. Universidad Nacional de Quilmes.
Henríquez Ureña, P. (1921). El español en América. Revista de Filología Española, 8(3), 197–229.
Lenz, R. (1920). La lengua española en América. Imprenta Universitaria.
Lipski, J. M. (1994). Latin American Spanish. Longman.
Parodi, C. (2001). El español en contacto con otras lenguas. Fondo de Cultura Económica.
Ramírez Luengo, J. (2010). Historia del español en América: Perspectivas y propuestas. Arco/Libros.
Safford, F., & Palacios, M. (2002). Colombia: Fragmented land, divided society. Oxford University Press.
Sánchez Méndez, J. (2018). El español americano: formación y variedades. Editorial Síntesis.
Wagner, M. (1949). Lingüística histórica del español. Gredos.Flórez, L. (1961). El Atlas lingüístico-etnográfico de Colombia (ALEC): Nota informativa. Thesaurus: Boletín del Instituto Caro y Cuervo, 16, 77–125.